lúcida demencia (el tiempo en tus manos)

Dos dedos centrífugos acaso ya ausentes del mundo
Han ido confesando días horas minutos segundos de piel
Te miro y resucita una ciudad entera de sus ruinas y sus naufragios
Y quizás ahora mis letras de madrugada florezcan entre acantilados y jazmines
Cómo bautizo con nombres mi aliento delirio en tus poros
Si mil suspiros en mi boca no dejan de suspirarse
Cómo invento estrellas oniricas para amanecerte en un cielo sin tiempo
Habitado por el retorno de tu piel infinita
Extraño como un sueño líquido
Eterno como un deseo que no puede des-irse


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