hábito de habitar-me

Mi mundo cambia y se deja colorear por las voces
Las que anuncian el devenir de un Otro
De lo que acontece cada vez que un abrir y cerrar de ojos me transporta al delicioso devenir púrpura
Amarillento pero púrpura
Como la mirada de la insolente manía de existir siendo ángel piedra vacío y claroscuro
Para qué sino para nada
Para la otra para la misma para la que miro y me mira
Mirándonos una y aquí nos encontraremos plácidamente distintas
Como pájaros que flotan sobre atardeceres invisibles para aquellos que sueñan con los ojos cerrados
Y se aquietan al lado de cada abismo


ausencia

Es el siempre de cada día
Un solo nombre de ocaso deambula entre mis dedos respondiendo de naufragios y sortilegios
Ayer me encontró distraída
No quería hablar, sentía la boca ausente y lejos de los enunciados que dicen nada de mi
Por eso temía tanto hablar
Hoy la boca se me cae tratando de decir mi nombre
Pero esta vez quizás alguien lo escuche
Respondí que no sabía mi nombre
Jamás me lo han dicho
A quienes se lo han dicho de veras?
Quién sabe que le ha sido confesado su nombre verdadero y no sólo la representación acústica de lo que cree que es la palabra que lo nombra?
Así es como temo ser convocada quizás a un lugar silente
Y sea nombrada repudiando la idea


un lugar

País errante era el que quedaba mas allá de mis muelas
era como una ciudad sin dioses
perdida y adorada por nadie
sin ceremonias ni enunciados ni resortes de pecadores
Allí la muerte promete en cada atardecer un silencio aún mas monstruoso
Y la luna alucinando resplandores desea asistir a la claridad de la tormenta
por esa escalera que quizás suben aquellos que muerden la ironía de vivir
Pero si la vida y la muerte habían copulado no era posible un susurro idéntico al otro