ausencia

Es el siempre de cada día
Un solo nombre de ocaso deambula entre mis dedos respondiendo de naufragios y sortilegios
Ayer me encontró distraída
No quería hablar, sentía la boca ausente y lejos de los enunciados que dicen nada de mi
Por eso temía tanto hablar
Hoy la boca se me cae tratando de decir mi nombre
Pero esta vez quizás alguien lo escuche
Respondí que no sabía mi nombre
Jamás me lo han dicho
A quienes se lo han dicho de veras?
Quién sabe que le ha sido confesado su nombre verdadero y no sólo la representación acústica de lo que cree que es la palabra que lo nombra?
Así es como temo ser convocada quizás a un lugar silente
Y sea nombrada repudiando la idea


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